viernes, 26 de junio de 2020

Probamos Cyberpunk 2077 : Night City es el paraíso de la personalización y de las decisiones de los jugadores

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Cyberpunk 2077 empieza con una nariz rota. Nuestra mercenaria personalizada, V, nos mira fijamente a través del mugriento espejo de un bar con luces de neón, y su nariz va a necesitar un buen arreglo.

Tenemos la oportunidad de tomarnos un chupito para aliviar el dolor o acabar con él de forma rápida, pero dolorosa. Esta es la primera de muchas decisiones que tomaremos durante la partida del prólogo, tanto físicas como de otros tipos, para ayudar a V a crear su legado en Night City.

Cyberpunk 2077 es un juego RPG en primera persona y de mundo abierto que está ambientado en un futuro no muy lejano donde el poder, el glamour y, lo que es más importante, las modificaciones cibernéticas, dominan el mundo. Los RPG suelen contar con algo de personalización, pero en Cyberpunk es una característica fundamental para explorar los rincones más oscuros de Night City.

Antes de empezar a jugar, probamos el editor de personajes, y el nivel de detalle es asombroso. Aparte del tipo de cuerpo base, podíamos elegir si V tendría voz masculina o femenina y ajustar detalles como marcas cibernéticas, tatuajes y partes del cuerpo individuales (incluidas algunas que son demasiado privadas como para enumerarlas aquí). Las opciones son increíblemente variadas y parecen naturales en un mundo tan centrado en el individualismo.

V empieza con la nariz rota porque elegimos la trayectoria Niño callejero, una de las tres historias (como Nómada y Corpo) que afectan al inicio de la aventura de V y que le otorgan una perspectiva única al interactuar con los residentes de Night City.

Una vez que el juego empieza, la incesante admiración por las modificaciones cibernéticas ofrece nuevos caminos para alcanzar la gloria. Al subir de nivel podemos acceder al árbol de mejoras para poder mejorar nuestra capacidad de hackeo o la fuerza bruta, mientras que Cyberware nos permite modificar el cuerpo de V con armas activas y mejoras pasivas que podrían cambiar el rumbo de la partida.

Una de las primeras modificaciones nos permitió hackear dispositivos tecnológicos y enviar un Ping para que nos llegaran alertas sobre las posiciones de los enemigos y las cámaras de la sala, y se convirtió en una pieza fundamental de nuestro arsenal de sigilo. Monowire añadió unos látigos parecidos a unos cables a los brazos de V, lo que permitía realizar potentes ataques cuerpo a cuerpo. Cada modificación es una perfecta extensión de V y aumenta al máximo su potencial para las batallas.

V necesitará toda la ayuda posible para enfrentarse a las diferentes amenazas de Night City. La ciudad se divide en distritos, y cada uno tiene distintivos estilos y facciones que van desde aquellos que trabajan para huir de la pobreza hasta elegantes bandas callejeras anarquistas y los corruptos pero tecnológicos socios de las megaempresas.

V conocerá a personajes de todas las clases sociales, y los diálogos y la elección de misiones determinarán si se hacen amigos o enemigos. Las misiones se ramifican en diferentes direcciones, y la violencia no es siempre la respuesta.

En una misión, negociamos con la pandilla Maelstrom, que son más máquinas que personas, para conseguir un potente dron. Decidimos atacar al líder y robarle el arma, y tuvimos que atravesar un almacén repleto de guardias para escapar. En una segunda partida, podríamos habernos ganado a los Maelstrom, pero nuestros mecenas, la corporación Militech, podrían haberme traicionado. En otra, podríamos haber puesto el dinero de nuestro bolsillo y negociar el acuerdo sin conflictos.

El juego a veces nos daba un respiro para sopesar la importancia de cada respuesta, pero algunas decisiones tienen un tiempo de reacción limitado, y el instinto se apodera de ti.

Cuando no queda más remedio que entrar en conflicto, Cyberpunk ofrece diferentes caminos hacia la victoria según las habilidades elegidas. La fuerza bruta siempre es una opción. Mejorar las habilidades corporales y los reflejos de V la convertirá en un tanque que, en los encuentros con enemigos, usará armas de fuego tradicionales, superarmas electromagnéticas o incluso armas cuerpo a cuerpo como tubos o katanas.

Nosotros nos decantamos por un estilo más sigiloso e invertimos en habilidades de inteligencia y ‘molar’ (sí, hay un árbol de habilidades de molar) para que hackear fuese pan comido. V puede acceder a las cámaras para vigilar las habitaciones o apropiarse de aparatos tecnológicos para distraer a los enemigos. Lo que es más importante es que V puede apuntar a los enemigos e instalarles programas llamados ‘daemons’ para poner su propia tecnología en su contra. Pudimos seleccionar a un miembro de la pandilla que estaba despistado e hicimos que su arma no funcionara bien, y también pudimos hacer que explotara una granada cuando reuní a un grupo de enemigos para causar el máximo daño posible.

Me enfrentaba a los nuevos encuentros como si fueran un puzle, de manera que buscaba la mejor combinación entre hackear y combatir para limpiar la habitación y veía con regocijo cómo daban fruto mis planes.

V no está sola en esta aventura. Al principio, tenemos una discusión con un ladrón fortachón llamado Jackie Welles que se entromete en un timo. No importa el camino que se elija, Jackie y V al final se convierten en aliados, y Jackie ofrecerá ayuda en algunas misiones. Durante nuestra aventura, nos encontramos con más coconspiradores expertos en tecnología, como el avispado hacker T-Bug o el infame fumador Dex Deshawn.

Llama especialmente la atención una miembro de la banda Mox, Judy Álvarez, una maga de la tecnología con el pelo de colores que enseña a V cómo navegar por las ‘danzas cerebrales’, una encantadora tecnología neural que nos permitió revivir recuerdos desplazándome por ellos como con un software de edición de vídeo. Cada nuevo personaje hacía que Night City cobrara más vida, y todos encajan en el entramado social de la ciudad.

No hay ningún personaje que impresione más que la ciudad de Night City. Cada esquina parece cobrar vida, hasta el punto de que podíamos habernos pasado toda la partida explorando sus estrechos callejones, sus clubs con luces de neón y sus imponentes rascacielos.

La mejor forma de desplazarse es con un vehículo, aunque acabamos finalamente andando a menudo para poder doblar cada esquina y así explorar callejones humeantes, antros ruinosos y algún que otro establecimiento de dudosa reputación. Perdimos la cuenta del número de veces que nos parábamos a mirar los anuncios o los hologramas que trataban de embaucarnos con algo.

Neon City también cuenta con una gran verticalidad. Al abrir el mapa nos encontramos con un modelo 3D de la ciudad, que alienta a seguir escaleras o acceder a sótanos para descubrir nuevas interacciones. Los distritos están diseñados con un toque distintivo, desde sofás de cuero sintético muy ‘kitsch’ (no dejéis de escuchar cómo suena al sentarse) hasta el elegante metal de las altas esferas. Todas las habitaciones regalan la vista, y cada ciudadano se ha diseñado con convicción y estilo.

Las ganas de explorar, mezcladas con la alucinante cantidad de personalización, hacen que Cyberpunk 2077 parezca un patio de recreo donde cada decisión y cada modificación corporal dan forma al mundo de V. Estamos deseando volver a Night City cuando Cyberpunk 2077 salga para PS4 el 19 de noviembre.

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