Hola, me llamo Martin Ganteföhr y soy jefe creativo de Daedalic Entertainment, el estudio alemán que ha desarrollado State of Mind. Hoy tengo el placer y el orgullo de presentaros el ya mencionado State of Mind, un thriller oscuro, profundo y arriesgado que trata de uno de los temas más polémicos de nuestra época: el transhumanismo.
Está mal que yo lo diga, pero State of Mind no podría haber llegado en mejor momento. Vivimos en una era de avances tecnológicos increíbles que traen consigo importantes dilemas morales. ¿Dejamos nuestros cuerpos atrás y nos convertimos en seres inmortales en una realidad virtual? ¿Estamos a las puertas de una revolución tecnológica que supondrá el fin de la humanidad? Ya se está hablando largo y tendido de estas cuestiones en las oficinas de Silicon Valley.
Y nosotros no hemos podido resistirnos a aportar nuestro granito de arena al debate con un thriller que presenta una historia compleja y fragmentada.
Dos mundos, dos protagonistas
En State of Mind hay dos mundos que no podrían ser más diferentes entre sí. Por un lado está el Berlín de 2048, una distopía que equivale al mundo real, y por otro tenemos Ciudad 5, un mundo virtual nuevo, llamativo y supuestamente perfecto.
El protagonista de State of Mind es Richard Nolan, un periodista, padre de familia y crítico tecnológico cuya vida se está yendo al traste. Nolan está empezando a perder la memoria, su mujer y sus hijos se encuentran en paradero desconocido… Casi todas las certezas de su vida se han esfumado. La gran pregunta es qué ha sucedido.
Por supuesto, Richard se lanza a tratar de descubrir qué está pasando bajo la superficie de esta ciudad tan lúgubre y sospechosa. En su viaje descubrirá una grieta que lo conectará no solo con su propia vida sino también con otro mundo. Allí se dará cuenta de que existe un vínculo misterioso entre él y un segundo protagonista: Adam Newman.
Una aventura moderna con varias perspectivas
La relación entre estos dos mundos contrapuestos y los dos hombres que habitan en ellos es la esencia del juego. Sin embargo, State of Mind no es un thriller centrado en la tecnología del futuro, sino en las personas que viven en él.
Richard Nolan tiene que recuperar su vida… y también su identidad. Para ello debe hacer uso de sus habilidades de investigación, obtener todo tipo de artilugios y hablar con las personas que lo rodean. Poco a poco irá desentramando una red de intrigas y secretos en la que se topará con traficantes y anarquistas cibernéticos, cada uno con sus vicios y sus motivaciones.
En compañía de Richard, experimentaremos las tentaciones, los peligros y las verdades contradictorias de ambos mundos. Y también conoceremos la historia de los dos protagonistas desde diferentes perspectivas.
Saltos temporales y cambios de personaje: los mementos
Aquí es donde la cosa empieza a volverse compleja. Como la época de Richard es fruto de acontecimientos que ya han tenido lugar, State of Mind permite jugar en el pasado. Esta mecánica, a la que hemos denominado “mementos”, nos da acceso al mundo en el que vive Richard, los personajes con los que interactúa y el propio paso del tiempo.
Los gráficos: antirrealismo y personajes frágiles
La idea de presentar algo frágil es fundamental en State of Mind. La historia fragmentada, la división entre los dos mundos y la separación entre los dos protagonistas, Richard y Adam, responden a esa pretensión.
Este enfoque también se puede apreciar en el diseño del juego, realizado con gráficos de baja carga poligonal. El estilo muestra a los personajes tal y como son en la historia: crispados y frágiles.
Estamos muy orgullosos de haber encontrado un estilo artístico que refleje el antirrealismo propio de la corriente transhumanista y lo frágil que es la realidad. State of Mind tiene un aspecto visual único y esperamos que le dé al juego el toque humano que necesita un título de estas características.
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